LOS PACTOS ¿IMPOSIBLES?

Comenzaré de modo absolutamente y doblemente incorrecto: primero por el lenguaje sugerido y segundo por contar batallitas de la mili.

En unas maniobras, allá por 1983, un teniente de cuyo nombre me acuerdo, en una “charla técnica” nos soltó lo siguiente: “para las ocasiones son los…”. Si, años después, hubiera sido una teniente, podría haber dicho: “para los casos extraordinarios son los…”.

Esto que estamos viviendo es una de esas ocasiones a las que aludía el teniente. Adolfo Suárez, en 1977, en plena emergencia económica convocó a los diversos partidos y de ahí surgieron dos pactos, uno político y otro económico, conocidos como los pactos de la Moncloa. Felipe González, Enrique Tierno Galván, Santiago Carrillo, Juan Ajuriaguerra y Manuel Fraga (que sólo suscribió el acuerdo político) supieron, en ese momento, prescindir de sus intereses partidistas y empujar en una sola dirección para salvar la economía y, de paso, la democracia en España.

Una de las medidas acordada fue la designación de Enrique Fuentes Quintana como Vicepresidente del Gobierno y Ministro de Economía.

Si uno contempla el panorama de nuestros actuales dirigentes, sea cual sea el color político de los mismos, no puede ser otra cosa que pesimista. Es verdad que la democracia no está amenazada como lo pudo estar en aquellos años pero la economía puede que sí precise de un mando único, de consenso. Si ni siquiera dentro del gabinete hay una postura única, es difícil que la haya entre el gabinete y la oposición, entre el gabinete y los gobiernos autonómicos. Para las ocasiones son los políticos de altura y, desgraciadamente, no los tenemos. Alguno ni siquiera contesta la llamada del Presidente. Así, mediocres, ventajistas, desleales, inexpertos, sin formación política, ambiciosos y todo o demás que ustedes quieran añadir, no habrá posibilidad de acuerdo.

Cuando esta primera oleada pase, quedará el recuerdo amargo de una cuadrilla de políticos, casta de figurines, para los que las urnas, desgraciadamente, no encontrarán recambio.

Lástima.

 

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