LA COMISIÓN GENERAL DE CODIFICACIÓN. PRIMERA PARTE

Preocupado, como debo estar, por aplicar las leyes que aparecen en el BOE y en los demás boletines oficiales, me interesa dejar aquí algunas notas, oficiales, sobre el órgano encargado de elaborar los proyectos de ley que, con las modificaciones que en su caso se produzcan, se convertirán en ley, negro sobre blanco, que yo, como funcionario disciplinado, tengo que aplicar.

Los textos están sacados, sin modificación alguna, de la web del Ministerio de Justicia al que sirvo.

La regulación de la Comisión General de Codificación viene establecida en sus Estatutos, aprobados por Real Decreto 845/2015, de 28 de septiembre.

Esta regulación, la configura como un órgano colegiado de asesoramiento en la preparación de los textos prelegislativos y de carácter reglamentario y cuantas otras tareas se le encomienden para la mejor orientación, preservación y tutela del ordenamiento jurídico.

Integran la Comisión General de Codificación, su Presidente, el Ministro de Justicia; su Vicepresidente, el Secretario General Técnico del Ministerio de Justicia; los Presidentes de Sección; los vocales, y el Secretario general que, conforme a la estructura orgánica actual del Ministerio de Justicia, corresponde al Subdirector de Política Legislativa

La Comisión General de Codificación se define hoy por sus Estatutos, aprobados por el Real Decreto 845/2015, de 28 de septiembre, siguiendo la que ha sido su configuración clásica, como «el órgano superior colegiado de asesoramiento al Ministro de Justicia al que corresponde, en el ámbito de las competencias propias del departamento ministerial al que está adscrito, la preparación de los textos prelegislativos y de carácter reglamentario y cuantas otras tareas se le encomienden para la mejor orientación, preservación y tutela del ordenamiento jurídico». Estas funciones también se pueden asumir en las materias que sean de la competencia de otros Ministerios, previa solicitud expresa de los mismos. A pesar de que el término codificación parece llevarnos al pasado, frente a la profusión y celeridad normativa de nuestros días, que ha conllevado precisamente una descodificación de nuestro ordenamiento, la Comisión General de Codificación es un órgano vivo, presente en buena parte de las iniciativas legislativas de los últimos años y con tareas importantes que afrontar en los próximos años como es la actualización de nuestro Código Civil en prácticamente todos sus libros.

Los Estatutos vigentes prevén la existencia de cinco Secciones: la primera, de Derecho Civil; la segunda, de Derecho Mercantil; la tercera, de Derecho Público; la cuarta, de Derecho Penal, y la quinta, de Derecho Procesal. No obstante, actualmente solo dos funcionan de forma permanente, las Secciones de Derecho Civil y de Mercantil, sin perjuicio del funcionamiento de las restantes para el estudio de los asuntos puntuales que les sean propuestos desde la Administración.

Destaca también la constitución de numerosas Secciones Especiales, Ponencias y Grupos de Trabajo, a los que se encarga la elaboración de propuestas normativas en el ámbito de las competencias del Ministerio de Justicia.

LÁGRIMAS NEGRAS

La productora Calle 54 lanzó, en 2003, un disco que obtuvo un enorme éxito, de ventas: Lágrimas Negras. Se apoyaba en el inconmensurable Bebo Valdés y en el mediocre Diego Ramón Jiménez Salazar, alias el Cigala. Para un repertorio tan trillado, la productora podría haber contado con un buen cantaor porque no hacía falta un genio, pero eligió a un mal cantaor. La cuestión es que, aunque quien está detrás de la productora conocería bien las carencias de el Cigala, el público creyó que estaba escuchando a Manuel Torre, Antonio Chacón o Manolo Caracol, sin ir más lejos. A las productoras les preocupa, como es natural, la rentabilidad de sus inversiones. La bondad de lo producido… es otra cosa. Miles de incautos consideraban Lágrimas Negras como la bomba de la discografía mundial.

Desde hace tiempo tengo referencias sobre el señor (?) Jiménez Salazar. Bonifacio Alfonso, enorme pintor y persona, me advirtió de que a este sujeto no le adornaba ninguna de las virtudes de los de su raza y conocía las malas artes de los payos.

Ahora resulta que ha sido detenido y acusado de violencia de género. Esperemos la decisión de los tribunales pero habrá que recordar a los productores de Calle 54 el error de encumbrar a un mediocre que, seguramente, no ha sabido qué hacer con la fama y la tela. Lo que sí supo hacer fue olvidar a los que le habían ayudado en tiempos de necesidad.

Calle 54, la productora, puede estar muy orgullosa de Calle 54, el disco y el documental, que concentró a una serie de prodigiosos artistas, autores e intérpretes de una de las músicas más movedoras y conmovedoras que existen. De Lágrimas Negras, fuera de las ganancias obtenidas que, con toda seguridad, fueron superiores a las de calle 54, disco, mejor no presumir, al menos en la mitad de Jiménez Salazar.

CARTA DEL PRESIDENTE (30 de abril de 2021)

En los últimos tiempos, recibir una carta del Presidente del Consejo general del Notariado es sinónimo de bad news. Recuerdo que, años atrás, cuando el Consejo era una especie de jaula de grillos, el Colegio Notarial de Madrid se desgañitaba por imponer la elección del Presidente del Consejo por sufragio universal y directo. No fue necesaria tanta universalidad y, al final, el Colegio de Madrid consiguió colocar a José Ángel Martínez Sanchiz en lo más alto.

Notario de probada competencia jurídica y de presunta honradez nunca desmentida por los hechos, se ha enfrentado, como sus predecesores, con problemas de muchos kilates en los que estaba en juego, como siempre, la consideración de la sociedad y de los poderes públicos ante el notariado. El representante de la muy apreciada intelligentsia notarial madrileña ha hecho lo que ha podido, que es bien poco.

Vuelvo a la última carta. En el proceso iniciado por el Consejo contra la Orden que introduce el depósito en el Registro Mercantil de la manifestación sobre titularidad real, se han agotado todos los recursos. Martínez Sanchiz cita a Ihering señalando que el deber del notariado es la lucha por el derecho, expresión del ilustre jurista alemán del siglo XIX. Quizá ahí está la clave. Estamos en el siglo XXI y parece que otras fuerzas, por llamarlas de alguna manera, están más en estos tiempos. Conclusión: Audiencia Nacional, Tribunal Supremo y Tribunal Constitucional ignoran al notariado.

La Orden JUS/319/2018 de 31 de marzo es la orden recurrida por el notariado. Se dirá que es el último detalle del gobierno de Mariano Rajoy, hoy registrador mercantil en Madrid, que, en esas fechas, ignoraba el batacazo que, con ayuda del PNV, le iba a proporcionar la izquierda española y catalana.

En todo caso, porque llueve sobre mojado, convendrá recordar a Humty Dumpty (Zanco Panco) cuando discutía con Alicia sobre lo que las palabras quieren decir: “La cuestión es saber quién es el que manda. Eso es todo.”

Tenemos una ligera idea de quién es el que manda en algunos territorios jurídicos

LO MEJOR DE LOS GOYA: ANA MARÍA RUIZ LÓPEZ Y CERVANTES

La gala de los Premios Goya 2021 fue diferente por varias, obvias, razones. No había un humorista presentador sino un actor y una profesional sin ganas de provocar las risas del público, que brillaba por su ausencia. Antonio Banderas tiró de agenda y tiró bien. Comparecieron en el escenario glorias nacionales (algunas parecían pulpos en garaje) y en pantalla muchas, muchas glorias internacionales.

Se rindió obligado homenaje a Luis García Berlanga, director de la impagable Plácido y otras joyas del cine español y se entregó, presencialmente, un goya de honor a la extraordinaria Ángela Molina.

La música fue de lo peor y una mujer llamada Nathy Peluso batió todos los records del mal cantar. No sé muy bien a qué venía La violetera en la ceremonia pero nos hizo recordar a Sara Montiel, que no era ni buena actriz ni buena cantante pero era una estrella. Esta diferencia, si me permiten el paréntesis, es la que Richard Burton nunca entendió bien en relación con su señora, Liz Taylor. A él le respetaban, le admiraban; a ella la adoraba el público. Nathy Peluso, que canta horriblemente mal y, seguramente no lo necesita, es, imagino, una de esas estrellas del nuevo panorama de youtubers, influencers, timadores y demás pícaros de este nuevo Patio de Monipodio que surge al amparo de las redes sociales. Antiguamente, los pícaros se buscaban la vida leyendo romances, distrayendo bolsas despistadas, vendiendo elixires mágicos… Ahora basta con decir burradas o tonterías sin fundamento para tener una legión de seguidores. Vale.

Digo vale porque así concluye, si no recuerdo mal, el prólogo de la primera parte del Quijote. Y aquí entra en acción lo mejor de la gala. Una no actriz, enfermera por más señas, llamada Ana María Ruiz López, protagonizó el mejor momento de la noche, presentando el premio a la mejor película, superando a todos los invitados, profesionales, veteranos, despistados, y con una cita gloriosa de Don Miguel, ese genio absoluto de nuestras letras, ese ejemplo mayúsculo de talento y hombría de bien. Del capítulo XVIII de la primera parte del Quijote, Ana María recordó: “… presto ha de serenar el tiempo y han de sucedernos bien las cosas, porque no es posible que el mal ni el bien sean durables, y de aquí se sigue que, habiendo durado mucho el mal, el bien está ya cerca.” *

La gala propició, también, dos recados. Alberto San Juan, aprovechando su premio, mandó al PSOE un aviso de Podemos sobre el derecho a la vivienda. Mabel Lozano, ganadora del premio a mejor corto documental con su Biografía del cadáver de una mujer muerta, mandó otro aviso sobre la trata de mujeres. Supongo que el vicepresidente de asuntos sociales, la ministra de igualdad y el ministro de consumo, por su responsabilidad en el gravísimo asunto, habrán tomado buena nota.

Y ustedes dirán que se habla poco de cine. A mí, este año, como a tantos otros, los premios me han pillado sin ver las películas, de manera que poco puedo opinar. Ya veremos.

*

DON QUIJOTE. PRIMERA PARTE.CAP. XVIII

—Sábete, Sancho, que no es un hombre más que otro, si no hace más que otro. Todas estas borrascas que nos suceden son señales de que presto ha de serenar el tiempo y han de sucedernos bien las cosas, porque no es posible que el mal ni el bien sean durables, y de aquí se sigue que, habiendo durado mucho el mal, el bien está ya cerca. Así que no debes congojarte por las desgracias que a mí me suceden, pues a ti no te cabe parte dellas.

CON LOS OJOS AMPLIAMENTE CERRADOS. Segunda parte

Vuelvo al comienzo. Según Christiane Harlan, su marido no dejó de sonreírle hasta el día de su muerte. Esta fidelidad, entiendo yo, es lo que Kubrick quiso poner en valor en su última película.

Es fama que discutió y se enfadó con el coguionista, Frederic Raphael, y supongo que, testarudo como era, el director ganó la batalla.

Si atendemos a la película, Alice es una mujer fiel y se defiende bien del moscón que la acosa en la fiesta. Por su parte, interroga a su marido por las mosconas que se lo llevan en la misma fiesta; por las hermosas pacientes a las que tiene ocasión de ver y tocar. Bill oculta el servicio que prestó al anfitrión y se defiende pretextando que es un profesional. Pero hay un momento crítico en el que Alice abre, por así decir, la caja de Pandora: confiesa su fantasía sexual con un oficial de marina y aquí comienza el desafuero del doctor. Por razones diversas, su desquite, tan masculino, no llega a consumarse y, además, se ve inmerso en una situación donde seres que pertenecen a otro universo, económico y moral, mejor inmoral, prescinden sin pestañear de quien les molesta.

En unas delirantes jornadas, el doctor Harford conocerá la prostitución, la corrupción de una menor por su padre, la orgía más depravada que el dinero puede organizar, la violencia y la muerte. Saldrá de todas sus pretensiones de infidelidad inocente de hecho pero no de intención. Mientras, su mujer sigue poniéndole al corriente de sus ensoñaciones, sincera y desesperante a la vez.

Al final, cuando el marido ve a su mujer dormida junto a la máscara de su peligrosa aventura, confiesa. Y Alice, al día siguiente, le sugiere lo que pueden hacer…

Entiendo que Kubrick, tal vez basado en su bendita experiencia personal, nos quiere decir que está muy bien fantasear pero que lo mejor, lo mejor de todo, es tener aventuras con la propia esposa y conseguir dentro de casa todo lo que se puede conseguir dentro de casa, que es mucho. ¿Quién no ha soñado con la que ahora es su mujer? ¿Quién no ha experimentado novedades con su pareja? ¿Quién no ha practicado juegos eróticos dentro del matrimonio?

Seguramente habrá quien piense que lo “prohibido” tiene más gracia y que ser “malo” es lo que produce placer. Stanley diría que no, que nada produce más placer que hacer todo, de todo, con la persona amada. Los que lo hacen, saben que tengo razón. A los demás, les aconsejo probar. No se pierde nada. Digo.

CON LOS OJOS AMPLIAMENTE CERRADOS. Primera parte

Este texto lo tenía pendiente desde comienzos de 2020. Quiero decir que no hay aniversario ni nada que justifique recordar a Stanley Kubrick, personaje que, por otra parte, es inolvidable.

Stanley Kubrick (1928-1999) conoció a Christiane Harlan, actriz alemana, preparando el rodaje de Senderos de Gloria, primera obra maestra de su asombrosa carrera. Harlan contó que, en su primera entrevista, Kubrick no dejó de sonreírle. Fue contratada y es la muchacha alemana que canta en la memorable escena final de la película. Se casaron en 1958 y, según Christiane, Stanley no dejó de sonreírle hasta el día de su muerte.

Es sabido que Kubrick murió pocos días antes del estreno de Eyes wide shut, película protagonizada por la pareja Kidman-Cruise y en la que Sidney Pollack intervino en el papel del millonario Ziegler.

Eyes wide shut se inspira en Traumnovelle, novela corta de Arthur Schnitzler, traducida en la edición española como Relato soñado, y cuenta las peripecias de un joven y guapo doctor neoyorquino, Bill Harford, casado con una hermosa mujer, Alice, padre de una encantadora niña, con una consulta muy rentable y habitante de un soberbio piso: lo que llamaríamos una cobaya satisfecha.

La película comienza con los Harford preparándose para acudir a una fiesta navideña celebrada por uno de sus pacientes, Victor Ziegler, multimillonario. Alice, vestida ya de largo y haciendo pis, pregunta a su marido cómo la ve y él, sin mirar, contesta que muy bien, cosa que ella le reprocha. Él insiste en que ella siempre está perfecta.

Tras ser recibidos por el matrimonio Ziegler y bailar juntos, Alice dice que tiene que ir al baño y ambos se separan temporalmente. Dos jóvenes se pegan al doctor y él se deja llevar, momentáneamente. Cuando Bill pregunta ¿a dónde vamos exactamente? ellas proponen ir “más allá del arcoíris». En ese momento, alguien se acerca para decir al doctor que el señor Ziegler quiere verlo.

Por su parte, un insistente galán maduro, húngaro, intenta seducir a una Alice bajo los efectos del champán, y le propone sexo con la disculpa de ver bronces del renacimiento en una galería superior. Ella se deshace del moscón enseñando su alianza. Bill ha sido requerido por el anfitrión para que le ayude con una situación delicada: una mujer desnuda en su baño ha sufrido una sobredosis. Cuando Bill logra reanimarla, Ziegler le pide discreción.

Al volver a casa, Bill y Alice demuestran una buena vida sexual.

La noche siguiente, mientras Alice y Bill hablan sobre sus encuentros en la fiesta, ella le pregunta si tuvo relaciones sexuales con las dos guapas modelos con las que coqueteó durante el tiempo que se ausentó. Bill, forzado a mantener la confidencialidad acerca de la indiscreción de Ziegler, escuetamente explica que estuvo en el piso de arriba atendiendo a Ziegler. La coartada de Bill es poco convincente, pero sobre todo desafortunada, y da pie a una discusión. Alice, molesta por los comentarios de Bill, que interpreta como sexistas, acerca del deseo y la fidelidad femenina, le relata una fantasía sexual que tuvo un año atrás en la cual estuvo dispuesta a renunciar a todo por una noche de sexo con un oficial de marina que acababa de ver por primera vez. Bill mira a Alice perplejo, sacudido por la revelación inesperada. En mitad de estas traumáticas confesiones, Bill recibe una llamada telefónica que le informa que Lou Nathanson, un paciente suyo habitual, acaba de morir. Junto a su cabecera, Marion, la hija del difunto, declara que ama a Bill y desea renunciar a su vida para estar con él.

Bill se despide, sorprendido por la relevación, y camina ausente por las calles de Nueva York, recreando imaginariamente la fantaseada infidelidad de Alice. Un grupo de jóvenes toma a Bill por homosexual y le empujan e insultan. Bill se contiene y reanuda su paseo. Poco después conoce a una guapa prostituta llamada Domino y la acompaña a su apartamento. Cuando Bill está a punto de sucumbir, una llamada de Alice los interrumpe y Bill decide marcharse. Bill pasa por el Café Sonata, donde su amigo, el músico Nick Nightingale toca el piano. Nick le cuenta acerca de un lugar en el que toca el órgano con los ojos vendados. Cuando Nick le dice que volverá a tocar esa misma noche, Bill lo persuade para que revele la ubicación y las condiciones para asistir al encuentro: la contraseña «Fidelio», una máscara y una capa con una capucha. Para conseguir el atuendo requerido, Bill va a una tienda de alquiler de disfraces llamada Rainbow Fashions, que se convierte en escenario de otro incidente sexual; Bill y el propietario de la tienda se encuentran con un ilícito menage a trois en el cual la hija adolescente del propietario es el centro de atenciones. Bill toma un taxi y emprende un viaje nocturno que le llevará lejos de la ciudad hasta un misterioso lugar llamado Somerton. Con la contraseña Bill accede a una mansión en la que una orgía ritualizada está por empezar. Una enigmática mujer trata de advertirle que está en peligro pero Bill, desoyéndola, se niega a marcharse. Convencido de que la máscara le hará pasar inadvertido, Bill se pasea a través de varias salas observando actos lascivos entre hombres y mujeres sin distinción, aunque se abstiene de tomar parte en ellos. A un cierto punto Bill es detenido y llevado ante el maestro de ceremonias (el único vistiendo una toga color roja), quien le solicita la contraseña, Bill repite la contraseña «Fidelio» y el maestro le indica que resulta correcta para el ingreso pero no para la casa. Por ignorar esta segunda contraseña, Bill es desenmascarado y el maestro de ceremonias le demanda expiación. La misteriosa mujer interviene y se ofrece a redimirlo, y acepta cualquier castigo previsto para él. Bill es liberado pero se le advierte que, si no guarda silencio, él y su familia pagarán las consecuencias. Cuando regresa a su piso encuentra a Alice riendo en sueños y la despierta. Alice le cuenta que soñaba que tenía sexo con el oficial de marina de su fantasía y con muchos hombres más.

A la mañana siguiente Bill retrocede sobre los pasos de su aventura nocturna buscando respuestas. Va al hotel de su amigo el músico, pero allí descubre que Nick salió del hotel durante la madrugada en circunstancias inquietantes. Bill regresa a la tienda de disfraces para devolver el atuendo y se sorprende por la ausencia de la máscara. Antes de marcharse, el propietario de la tienda le ofrece los servicios sexuales de su joven hija además de no cobrarle. Bill regresa a Somerton pero le advierten que no siga haciendo indagaciones. Bill telefonea a Marion Nathanson pero cuelga cuando su prometido contesta al teléfono. Vuelve al apartamento de Domino, donde conoce a Sally, la compañera de piso de Domino. Tras un escarceo con la atractiva mujer, Sally le dice que Domino recibió de mañana los análisis de sangre que confirman que es VIH positivo. Bill se marcha y se percata de que está siendo seguido por un hombre de aspecto amenazador a través de las desiertas calles de Manhattan. Alarmado, Bill entra en una cafetería para protegerse. Allí lee en un periódico que la conocida modelo Amanda Curran ha sido internada en un hospital. De algún modo Bill sospecha que Amanda podría ser la mujer que lo redimió la noche anterior. Bill va al hospital, donde le informan que Amanda murió por sobredosis poco después del mediodía. Bill emplea sus credenciales médicas para entrar a la morgue. Cuando ve el cadáver de Amanda se conmueve en un modo extraño. Bill es citado por Ziegler, quien confiesa que es uno de los hombres enmascarados de la orgía que lo reconoció. Ziegler confirma que Amanda es la misteriosa mujer que lo redimió en la orgía y la mujer a la que Bill atendió el día de la fiesta. Sin embargo, Ziegler afirma que la redención de Amanda fue «falsa, un montaje, un teatro, una farsa para asustarlo, para que guardase silencio». Ziegler asegura que Amanda fue devuelta a su casa sana y salva y que sufrió una sobredosis por accidente. Además Ziegler le confirma haber sabido de su amistad con Nick quien lo llevó a Somerton y cuya cuenta en el hotel había sido pagada además de hacerlo volver a Seattle.

Cuando regresa a su piso, Bill encuentra a Alice dormida y junto a ella la máscara perdida que había usado en la orgía. Bill se derrumba emocionalmente. Alice se despierta y Bill, llorando, le confiesa todo. A la mañana siguiente, mientras hace las compras de Navidad en compañía de su hija, Bill le pregunta a Alice qué deberían hacer. Alice contesta que deberían estar agradecidos de haber sobrevivido a sus aventuras, reales o imaginarias; «una noche no es toda la vida», afirma Alice. «Y un sueño no es solo un sueño», responde Bill. Alice, mostrando que ha perdonado la escapada de Bill, responde que deberían tener relaciones sexuales tan pronto como les fuese posible. La última frase del último guion de Kubrick es “fuck”.

Creo que urge ver, o volver a ver, esta gran película. Y seguimos comentando.

 

 

LEER NOVELAS A LOS CUARENTA

Cito de memoria. Josep Pla, en entrevista con Salvador Paniker, consideraba un cretino al hombre que lee novelas más allá de los cuarenta. De Pla tengo leído parte del Cuaderno Gris y me parece extraordinario para cualquier edad adulta. También creo que era hombre de sentido común. Confesando de antemano mi cretinismo y, apoyado en otros “cretinos” con más galones que yo, tipo Martín de Riquer o Torrente Ballester, me pregunto qué quería decir Pla y los demás intelectuales que se han manifestado en parecidos términos.

Supongo, por un lado, que a los cuarenta uno ha tenido que leer todo lo que merece la pena. Hablo de novela y relato. Sea, pero no todos hemos tenido una juventud tan provechosa.

Por otro lado, es forzoso reconocer que los novelistas y los autores de cuentos siguen produciendo mientras nos hacemos mayores.

En tercer lugar, hay géneros, como la novela negra, que tienen fama de relajantes y recomendable a cualquier edad.

Conclusión. A partir de los cuarenta uno se dedica al ensayo, la crítica, la sociología, la política, la filosofía… Y, como tonto de remate, se da de vez en cuando el placer de leer (o releer) una novela o un cuento porque la literatura es un placer como la música, el cine o las artes plásticas, y ni Pla ni los demás dijeron nunca que, a partir de los cuarenta se dejara de oír música, ver películas o visitar museos.

Un ejemplo. Todos aquellos que no hayan leído a José (Pepe) Bianco, ya pueden ponerse a la tarea siempre que tengan más de dieciocho años. Por arriba no hay límite de edad.

EL CASO DE LA FUNDACIÓN MARCH

La Fundación March, desde que yo la recuerdo en mis tiempos de universitario, no tenía rival en la promoción y divulgación de la cultura en España. Han surgido, después, muchas fundaciones y ninguna, creo yo, ha alcanzado su nivel.

Ahora que los buscadores en internet son supersónicos, uno puede teclear fundación juan march conferencias y encontrará un extraordinario catálogo de vídeos o audios de los más diversos saberes.

Viene a cuento porque, recientemente, y coincidiendo con la exposición sobre Mondrian y De Stijl en el Museo Reina Sofía, la Fundación ha preparado una exposición digital, denominada El caso Mondrian, que viene a recordar la primera gran exposición sobre el artista holandés que tuvo lugar en la sede madrileña de la Fundación (Castelló 77) en 1982. A la exposición acompaña el vídeo de la charla explicativa de Ramón González Ferriz con Manuel Fontán del Junco y Charo Crego que tuvo lugar el 6 de noviembre de este año. Solo puedo recomendar ambas cosas y, naturalmente, para los que puedan acudir, la muestra del Reina Sofía una vez “visitada” la Fundación. A título de curiosidad, decir que Mondrian estuvo en Bilbao, en 1903, lo que se acredita con una fotografía tomada, asómbrense, ¡en la plaza de toros de Bilbao!

La misma Fundación March tiene en el Museo de Arte Abstracto de Cuenca otra exposición denominada Descubrimientos Millares, con la obra gráfica completa de Manuel Millares, enorme artista prematuramente fallecido. Estando el Museo cerrado hasta nuevo aviso, es de esperar que la muestra se prorrogue más allá de la fecha inicialmente prevista para su traslado a la sede de la Fundación en Palma de Mallorca, febrero de 2021.

En todo caso, si sigue en Cuenca cuando podamos movernos, será una estupenda ocasión para acercarnos, de paso, a la villa romana de Noheda y si está en Palma, será una estupenda ocasión para visitar esa preciosa ciudad y disfrutar de sus muchos encantos.

LAS EXPRESIONES, LAS PALABRAS, LOS SONIDOS

Hace poco me topé, por casualidad, con un monólogo del humorista Joaquín Reyes, hombre irregular pero con ingenio, que ante la expresión “nadie debería morir” argumentaba que alguien sí debería morir y ponía ejemplos:

Los que dicen cosas del tipo “hasta luego noruego”, me las piro Vampiro” y otras similares que están en la mente de todos.

Los que dicen eso de “esto es feo, no: lo siguiente”

Y, aunque exagerado en su pretensión de mandar a otro barrio a tales ciudadanos, no deja de tener alguna razón y por eso, siguiendo su reflexión, se me ocurren algunas cuestiones para añadir “condenados” a la lista.

Mingote, otro humorista, gran dibujante, definiría hoy en día como “cursis” a los que se pasan el día diciendo “reinventarse”, “esto está en mi ADN”, “no me da la vida” y similares.

Y ya puestos, habrá que decir que hay palabras que, aunque necesarias y políticamente correctas, son, como diría mi amigo Francis Elizalde, horrísonas. Empoderar y mandatar se llevan la palma y es una lástima que los creadores de lenguaje no hayan encontrado nada que suene mejor para los conceptos pretendidos que son, dicho sea de paso, muy loables. Potenciar es una palabra bastante clara y mandato es un sustantivo que viene de mandar. El verbo mandatar, usado mayoritariamente por sindicatos y organizaciones políticas, no figura todavía en el diccionario de la RAE pero, como suele ocurrir, acabará entrando en alguna de sus actualizaciones.

Cambiando de tercio, y metidos en harinas filológicas, quería referirme a dos letras españolas: la eñe y la elle que tienen alguna peculiaridad. La eñe, que yo sepa, no existe en ninguna otra lengua pero el sonido que representa sí. De la misma manera existe en otras lenguas el sonido que representa la elle.

Ejemplos. Para el sonido eñe, tenemos en francés y en italiano el grupo gn, en portugués el grupo nh y en catalán el grupo ny. Para el sonido elle, tenemos en italiano el grupo gl y en portugués el grupo lh.

Dicho esto, se ruega pronunciar correctamente las palabras que llevan estos grupos y de la misma manera que pronunciamos Cataluña (Catalunya), pronunciaremos Coello (Coelho) o Bergollio (Bergoglio) y morriña (morrinha) o ñoqui (gnocchi).

Al parecer, se está perdiendo la pronunciación de la elle en castellano y se tiende a pronunciar como y griega. Que yo recuerde, pronunciar, lo que se dice pronunciar bien, lo hacía Don Enrique Tierno Galván que pronunciaba hasta la uve distinguiéndola de la be. Don Enrique tenía, además, un excelente latín que le permitía hablar en esta lengua con el nuncio de Su Santidad en Madrid. Don Enrique tenía, además, un extraordinario alemán que le permitió traducir, entre otras cosas, el Tractatus lógico-filosoficus de Wittgenstein, que no es moco de pavo.

Don Enrique tenía, en fin, cantidad de cualidades intelectuales y morales. Lo  echamos mucho de menos en estos tiempos de políticos mediocres cuyo objetivo fundamental en la vida es medrar y mantenerse en el poder pase lo que pase.

LA PREGUNTA DEL MILLÓN

En el TEST que el Consejo General del Notariado redactó a su leal saber y entender y envió, sin posibilidad de modificación, según entendí en su día, hay una pregunta crucial o, mejor, una pregunta crucial y una consecuencia que resume la doctrina de la responsabilidad patrimonial del prestatario en nuestro vigente sistema jurídico.

La pregunta 9.2 del test ofrece al examinando dos opciones. ¿Responde de esta deuda con todos sus bienes presentes y futuros o sólo con el bien hipotecado?

La respuesta es sencilla si uno ha estado atento a las explicaciones del banco prestamista y del notario y, a más a más, si ha tenido a bien leerse tranquilamente la FEIN a que me refiero a continuación.

La FEIN que emite obligatoriamente la parte prestamista, ficha fundamental en la nueva contratación de créditos inmobiliarios, establece, en algunas ocasiones claramente y en otras de forma confusa, esta responsabilidad.

Volviendo al test, la primera pregunta es si la parte prestataria ha recibido la FEIN; y la segunda pregunta si, en el banco le han explicado los documentos relativos al préstamo, sus condiciones y han  respondido a sus preguntas.

Conclusión fatal. Cuando, después de tanta ficha y tan explicación, una persona prestataria contesta a la pregunta 9.2 del test que responde del préstamo con la finca hipotecada algo no va bien.

Mi experiencia personal es que, comenzando el repaso de las documentación con la parte prestataria o fiadora, por esta declaración fundamental sobre responsabilidad patrimonial universal, llegados al test un sospechoso número de interrogados insiste en que responde de la deuda son la finca hipotecada.

No creo en la culpa del prestatario. Asumo la mía en lo que toca y hago recaer la gran parte de la misma en el pésimo legislador que tenemos que, puesto a ayudar a los prestatarios, creo un texto cuya utilidad es relativa.

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